Como para todo en esta vida, esta frase tiene, a mi juicio, varias interpretaciones.
Para algunos, un cateto ilustrado sería una persona que pretende ser culta, pero que en realidad es un terco ignorante. El típico personaje que usa términos o conceptos que no entiende, que se cree superior a los demás por su supuesta erudición, pero que demuestra su falta de educación y respeto en cada palabra que sale de su boca. Básicamente, una persona que se contradice a sí misma, que no acepta otras opiniones o puntos de vista, y que se burla o desprecia a quien no piensa como él. Un cateto ilustrado sería, en definitiva, el típico cuñado que se cree todo lo que lee por ahí sin preocuparse por ver si es cierto o no. En esta acepción, no es necesario que el cateto sea un palurdo, cualquiera podría serlo si cumple con estas cualidades. De hecho, en nuestro país hay muchos, los medios de comunicación están llenos de ellos y entre los representantes políticos hay muchos adeptos de esta doctrina.
La segunda opción haría referencia a un tipo de persona que, aun teniendo estudios superiores, no ha rechazado a sus raíces ni a su acento. A estos especímenes, a mí me gusta llamarlos eruditos de lengua trabada, que por su apariencia o forma de expresarse puedan parecer unos ineptos totales, pero que, por el contrario, podrían sentar cátedra en cualquier universidad del país.
Como tercer uso que podríamos dar a este calificativo, tenemos el siguiente. Una persona que carece de estudios superiores, pero que, a base de leer o estudiar por puro placer, domina un tema o varios. Alguien que, en su juventud, no pudo estudiar por vicisitudes de la vida y que, por sus propios medios, ha conseguido alimentar su conocimiento. Un tipo de persona que, por norma, es humilde y, en ocasiones, se avergüenza de expresar su propia sabiduría, pero que, cuando lo hace, suele sorprender a los presentes.
También me gustaría hacer referencia a aquellos que, aun sin saber leer o escribir, son eruditos en su ambiente. A lo largo de mi vida, conocí a muchas personas que, sin haber pisado jamás una escuela, eran capaces de hacer de memoria casi cualquier operación matemática a su forma o que conocen todos los secretos del campo o animales. En definitiva, otro tipo de erudición que se está perdiendo. Os sorprendería escuchar muchas veces los temas de conversación en una obra y es que siempre lo he dicho, hay muchos genios entre olivos, clavos o ladrillos y muchos ineptos trajeados con cargo. La razón de esto la conocemos todos.
Qué tipo de cateto ilustrado soy yo solo lo podrán descubrir a lo largo de los diferentes artículos que iré compartiendo con vosotros en esta web. Espero que estos os hagan disfrutar y, sobre todo, que alimenten su curiosidad y el uso del pensamiento crítico.