El cine y la propia creencia popular hace que cosas que se dan por ciertas no lo sean tanto. Hoy en día, cuando pensamos en un samurái por regla general, se nos viene a la cabeza un guerrero honorable que daba la vida por su señor o por su orgullo.
Pero nada más lejos de la realidad, teniendo en cuenta que los samuráis fueron una casta guerrera que perduro por más de 10 siglos, no podemos hablar de que un samurái medieval fuera igual que uno moderno o romántico.
Como el tema es complejo para no saturaros con un artículo interminable, he decidido hacer varios para contar esta versión de la historia que no se ajusta a lo que damos por cierto.
Empiezo por el bushido porque en teoría es el código de conducta samurái. El camino del guerrero, un libro de autoayuda medieval básicamente, os sorprenderá enormemente el porqué se popularizó tanto en el siglo pasado.
¿En qué se basa el bushido?
El bushido significa literalmente “el camino del guerrero”. Es un conjunto de principios que guiaban la vida de los samuráis. Se basaba en cuatro fuentes principales: el confucianismo, el budismo, el sintoísmo y el zen. Estas cuatro corrientes filosóficas y religiosas le daban al samurái una visión del mundo y una ética muy estricta, que incluía valores como la lealtad, la compasión, la justicia, el valor, la honestidad, el respeto y la modestia.
Las 7 virtudes del bushido. (texto copiado de koratai)
El bushido (en japonés, «la vía del guerrero»), es un código ético que muchos samuráis seguían como seña de identidad de su compromiso como guerreros.
1. Gi (justicia)
Sé honrado en tus tratos con todo el mundo. Cree en la justicia, pero no en la que emana de los demás, sino en la tuya propia. Para un auténtico samurái no existen las tonalidades de gris en lo que se refiere a honradez y justicia. Solo existe lo correcto y lo incorrecto.
2. Rei (respeto, cortesía)
Los samuráis no tienen motivos para ser crueles. No necesitan demostrar su fuerza. Un samurái es cortés incluso con sus enemigos. Sin esta muestra directa de respeto no somos mejores que los animales. Un samurái recibe respeto no sólo por su fiereza en la batalla, sino también por su manera de tratar a los demás. La auténtica fuerza interior del samurái se vuelve evidente en tiempos de apuros.
3. Yu (coraje)
Álzate sobre las masas de gente que temen actuar. Ocultarse como una tortuga en su caparazón no es vivir. Un samurái debe tener valor heroico. Es absolutamente arriesgado. Es peligroso. Es vivir la vida de forma plena, completa, maravillosa. El coraje heroico no es ciego. Es inteligente y fuerte. Reemplaza el miedo por el respeto y la precaución.
4. Meiyo (honor)
El auténtico samurái solo tiene un juez de su propio honor, y es él mismo. Las decisiones que tomas y cómo las llevas a cabo son un reflejo de quien eres en realidad. No puedes ocultarte de ti mismo.
5. Jin (benevolencia)
Mediante el entrenamiento intenso el samurái se convierte en rápido y fuerte. No es como el resto de los hombres. Desarrolla un poder que debe ser usado en bien de todos. Tiene compasión. Ayuda a sus compañeros en cualquier oportunidad. Si la oportunidad no surge, se sale de su camino para encontrarla.
6. Makoto (honestidad)
Cuando un samurái dice que hará algo, es como si ya estuviera hecho. Nada en esta tierra lo detendrá en la realización de lo que ha dicho que hará. No ha de «dar su palabra.» No ha de «prometer.» El simple hecho de hablar ha puesto en movimiento el acto de hacer. Hablar y hacer son la misma acción.
7. Chuugi (lealtad)
Para el samurái, haber hecho o dicho «algo», significa que ese «algo» le pertenece. Es responsable de ello y de todas las consecuencias que le sigan. Un samurái es intensamente leal a aquellos bajo su cuidado. Para aquellos de los que es responsable, permanece fieramente fiel.
¿Pero realmente los samuráis seguían este credo?
Para los samuráis de la Edad Media no existía el honor, lo que había en su lugar era la reputación como guerreros, pero esta estaba relacionada con las victorias obtenidas en el campo de batalla, no con cómo se hubieran logrado.
La lealtad a un superior dentro de un clan samurái no se rompía tan a menudo como la lealtad a las alianzas con otros clanes samuráis. Fueron los samuráis de los siglos XVII a XIX los que inventaron ese concepto del honor y sus correspondientes códigos, unos samuráis, por cierto, que vivían en un país en paz, cobraban un sueldo público por realizar tareas administrativas para el gobierno regional o central. Fueron ellos, que tenían tiempo libre y no necesitaban preocuparse por llegar vivos al día siguiente, los que teorizaron sobre el honor.
Las traiciones eran algo muy común, de hecho las dos batallas más famosas de la historia samurái, la de Dan no Ura (1185) y la de Sekigahara (1600) se decidieron gracias a que alguien cambió de bando en el último momento.
La mayoría de los clanes samuráis que se hicieron con el poder de las distintas provincias durante el siglo de guerras civiles, eran en realidad clanes vasallos de otros más poderosos a los que, en el caos de esta época, eliminaron y substituyeron.
O sea que del honor por encima de todo poco o nada, un buen producto audiovisual que demuestra en cierta medida la crudeza de los samuráis es el documental de Netflix.
¿Cuándo se publica el bushido y con qué fin?
Pues aquí viene la sorpresa: el bushido no se publicó hasta el siglo XX, la finalidad con que fue escrito como siempre nos aporta diferentes versiones.
Algunos dicen que querían mejorar la imagen de Japón en el extranjero, mostrando que los japoneses tenían una ética superior a la de los occidentales. Otros dicen que querían crear un sentimiento nacionalista entre los japoneses, inspirándolos en los valores del bushido para autorizar de algún modo la colonización del territorio chino, algo a lo que aspiraba Japón, por su problema de espacio en su minúsculo país y otras potencias a principios del siglo XX.
De hecho, el bushido fue publicado en 1900, una fecha en la que Japón ya estaba ocupando territorio chino, poco después de La Primera guerra sino-japonesa (1894-1895) y durante el levantamiento de los boxers (1898-1901). Donde Japón era parte de la Alianza de Ocho Naciones que invadió China durante la dinastía Qing para aplastar a los bóxers( llamados así porque muchos de los combatientes habían practicado artes marciales, conocido entonces como boxeo chino.)
Las ocho potencias fueron:
Japón, Rusia, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, Raj Británico, Australia, Nueva Zelanda, Francia, Estados Unidos, Alemania, Italia, Imperio Austrohúngaro.
Desde mi punto de vista y viendo los compañeros de armas de los japoneses, el autor del bushido Inazo Nitobe, pretendía mostrar que la nación japonesa era una comunidad principalmente guerrera, con una larga tradición bélica y a la vez que infundía respeto en sus enemigos y compañeros, insuflaba moral y sentimiento de orgullo nacional.
¿Quién era Inazo Nitobe?
Un economista de la rama agrícola, educador, diplomático y cuáquero convertido, que fue subsecretario general de la Liga de las Naciones entre 1919 y 1929, Nítobe, que provenía de una familia de samuráis, trató de explicar a los occidentales (incluida su esposa cuáquera estadounidense, Mary) los valores morales que sustentan la cultura japonesa. Tomando como vehiculo el guerrero más conocido de su cultura.
Uso del bushido durante la Segunda Guerra Mundial
Durante la Segunda Guerra Mundial, Japón usó muchas estrategias de propaganda, sobre todo con el cine, para dominar la mente de sus soldados cometiendo estos actos en contra de su supervivencia.
Por todos es conocida la historia de los kamikazes, esos aviones que pilotados por fervientes soldados convencidos de su historia y con la formación justa para hacer volar su avión hasta su objetivo, los buques contrarios.
El bushido fue empleado como un método de control de masas, estos soldados querían honrar la memoria de sus antepasados, (algo muy importante en la tradición japonesa).
Aquellos samuráis que a la mínima daban su vida por su señor(en este caso la patria) y si cometían cualquier acto cobarde o nada honorable, no dudaban en rajarse el vientre(harakiri o seppukku del que ya hablaremos). De nuevo las elites utilizando al pueblo en sus pretensiones. Todos sabemos que esto es tan antiguo como la propia humanidad, cristianismo, islam… en definitiva, métodos de control para doblegar la voluntad del individuo.
Espero que os haya gustado, un saludo y muchas gracias por leerme.