Hace unos días, como cada año, toda la opinión pública recordó al genial Federico García Lorca en el aniversario de su asesinato. Hoy voy a hablar de uno de aquellos que, siendo igualmente asesinados injustamente, no se les recuerda tanto, porque quizás no interesa que se sepa la realidad.

No hay vileza mayor que olvidar a una parte de las víctimas de un conflicto porque la realidad sea distinta al relato idealista que promulgan algunos.

Estas muertes incomodan a quienes hoy en día modifican la historia en pos de su propio rédito político. Pero yo estoy totalmente en contra de esto porque en la historia no hay que postularse de un bando u otro.

Los españoles de hace 100 años tenían unos problemas y motivaciones totalmente distintos a los que tenemos hoy en día. Compararnos es absurdo, la sociedad no es la misma y ocultar los hechos, a mi juicio, convierte a los defensores de la ley de memoria selectiva en cómplices de los asesinatos cometidos por el bando que defienden.

Con este artículo lo único que pretendo es que los crímenes del pasado no queden en el olvido, los cometan quienes los cometan. Quiero dejar claro que no postulo de parte de ninguno de los dos bandos.

José María Hinojosa Lasarte: Un Poeta Olvidado

Tal día como hoy, 22 de agosto, pero de 1936, moría José María Hinojosa Lasarte a la edad de 31 años. Poeta malagueño natural de Campillos, perteneciente a la Generación del 27 y uno de los introductores en España de la poesía surrealista.

Sus Primeros Años y Formación

Hijo de una familia de terratenientes de profundas convicciones religiosas, se licenció en Derecho entre Granada y Madrid, pero fue en la capital malagueña donde entabló amistad con Emilio Prados y Manuel Altolaguirre, con quienes fundó una revista en la que plasmaban sus inquietudes literarias. Con ellos dirigió la revista Litoral, en torno a la cual se acabaron reuniendo los poetas de la Generación del 27.

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Su Vida en Madrid y París

En Madrid, frecuentó el ambiente intelectual de la Residencia de Estudiantes, aunque no llegó a vivir en ella por los escrúpulos morales de su familia. Allí trató a los miembros de la llamada Generación del 27: Luis Buñuel, Salvador Dalí, Rafael Alberti, Federico García Lorca, José Moreno Villa, etc., con los que participó en actividades lúdico-literarias, como la Orden de Toledo. Se fue a París con la excusa de perfeccionar el idioma y allí conoció la corriente surrealista que poco después introdujo en España. También viajó a la URSS y volvió desencantado con lo que vio; al parecer, bromeaba por ser el único escritor que viajó a Rusia y volvió sin escribir sobre ella.

La Transformación de su Vida con la Segunda República

La proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931 transformó su vida. La quema de conventos e iglesias de Málaga en mayo, y el peligro que sintió cernirse sobre su familia, muy identificada con la Iglesia Católica, cambió su vida de raíz. Abandonó la literatura y se dedicó a la militancia política y sindical.

La Segunda República: Una Época Convulsa

Es que, amigos, la Segunda República no fue ese remanso de paz progresista que nos quieren hacer creer. Fue una época convulsa en la que se sucedieron actos deleznables por parte de las que, a mi juicio, todavía eran las dos Españas, herencia del desastroso siglo anterior.

Su Carrera Profesional y Política

En 1934 abrió un bufete de abogados en Málaga y organizó la cooperativa de seguros Mapfre en la provincia. Nombrado en noviembre delegado del Gobierno en la Confederación Hidrográfica del Sur, dimitió en abril de 1935 por la crisis del gabinete Lerroux. Participó también en la campaña electoral de febrero de 1936, donde volvió a fracasar en su pretensión de ser diputado.

Su Detención y Muerte

El 18 de julio, la sublevación militar que dio origen a la Guerra Civil le sorprendió en Málaga, donde fue detenido el 24 de julio en compañía de su padre, Salvador, y de su hermano Francisco.

En agosto, los aviones de los sublevados bombardean la ciudad. Una muchedumbre se concentra rabiosa cerca de la cárcel, exigiendo como venganza el fusilamiento de los detenidos “fascistas”. Tras el humillante paseíllo hasta las tapias del cementerio, José María Hinojosa fue asesinado, sin que mediara juicio ni condena alguna. Su delito: ser un “señorito”. Junto a él murieron otros muchos en aquellos días sin mediar más juicio que el popular. Algunas fuentes hablan de 4500 muertes, otras de 1500. Lo que parece cierto es que en pocos meses de control socialista en Málaga murieron muchísimas personas fusiladas sin tener en cuenta derechos humanos o presunción de inocencia.

Alegría, amor, dolores y lamentos de un recuerdo olvidado

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Cristóbal Montesinos Sánchez

Durante la difícil década de 1930, Paco y su familia subsisten a base de trabajar en una de las zonas más rurales de España. Comparte su adolescencia con su grupo de amigos y con su amor prohibido Margarita, pero tras estallar la guerra, sus sentimientos y motivaciones le harán tomar un camino diferente al de los suyos, quienes se darán cuenta de que sus enemigos estaban más cerca de lo que ellos habían supuesto jamás.

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Injustamente olvidado por sus compañeros de generación, excepto por Luis Cernuda.

Luis Cernuda lo reconoció como el “primer surrealista español”. Vicente Aleixandre afirmó que “Hinojosa fue el poeta con mayor entusiasmo surrealista que tuvimos”.

A pesar de esto, su obra fue relegada al olvido.

La mayoría de los integrantes de la generación del 27 no le perdonaron a Hinojosa su condición de terrateniente, y mucho menos su candidatura a diputado por el Partido Agrario Español, o su alianza con la CEDA en las elecciones de febrero de 1936.

Sin embargo, “El Poeta Ya Está”, como lo apodaron, fue, además de un poeta destacado, uno de los principales artífices de la cohesión de aquel grupo único, primero a través de la revista Ambos (creada en 1923 junto a Altolaguirre y Souvirón) y luego desde las páginas de Litoral.

A pesar de su contribución, Gerardo Diego no lo incluyó en su famosa antología de 1934 y, tras su muerte, sus compañeros de generación, con contadas excepciones, actuaron como si nunca hubiera existido.

Por su ideología conservadora, los perdedores de la guerra no quisieron incluirlo entre sus mártires gloriosos, mientras que los vencedores no encontraron motivos para reivindicarlo debido a sus inclinaciones surrealistas.

La guerra civil no solo le arrebató la vida, sino también su legado literario, lo primero no lo podemos cambiar, pero sí podemos recordar su obra y reconocer su figura de una vez por todas.

Obras de José María Hinojosa

Poema del campo (Madrid, 1925)
Poesía de perfil (París, 1926)
La rosa de los vientos (Málaga, 1927)
Orillas de la luz (Málaga, 1928)
La flor de Californía (Madrid, 1928)
La sangre en libertad (Málaga, 1931)
Poesías completas (Málaga: Litoral, 1983)
Seis poemas inéditos (Málaga: Diputación Provincial, 1988)
Obra completa de José María Hinojosa (1923-1931), edición de Alfonso Sánchez. Fundación Genesian, 2004.

Reflexión Final

Como dije en un principio, es absurdo y roza lo estúpido postularse de un bando u otro en una guerra de hace 90 años. Cuando digo postularse no hablo de simpatizar. Para mí, postularse es encubrir hechos y justificarlos. Evidentemente, cada cual es libre de simpatizar con la causa que quiera.

Ojalá usáramos la historia para aprender, honrar a los caídos injustamente y, sobre todo, no cometer los errores de nuestros antepasados que, como os recordé en otro artículo, se perdonaron entre sí.

Que no os manipulen con el desconocimiento en pos de rédito político actual y, sobre todo, recordad que el rencor no debe heredarse.

Un saludo y muchas gracias por leerme.