¿Te imaginas despertarte y no poder moverte ni hablar? ¿Sentir que alguien o algo te oprime el pecho y te impide respirar? ¿Ver y oír cosas que no están ahí y que te aterrorizan? Esto es lo que les ocurre a las personas que sufren parálisis del sueño.
La parálisis del sueño es una situación en la que te despiertas, pero no puedes moverte ni hablar. Es como si tu cuerpo siguiera dormido, pero tu mente estuviera despierta.
Además, suele ir acompañada de alucinaciones muy vívidas y terroríficas. Puedes sentir que alguien o algo te está aplastando el pecho y te impide respirar.
Puedes ver y oír cosas que no están ahí y que te asustan mucho. Sentir que alguien te toca o te agarra. Todo esto mientras estás consciente pero incapaz de moverte.
¿Por qué ocurre la parálisis del sueño?
Bueno, la parálisis del sueño se produce por un fallo en la transición entre el sueño y la vigilia. Normalmente, cuando dormimos, nuestro cerebro envía señales a nuestros músculos para que se relajen y no nos movamos. Esto evita que actuemos dentro de nuestros sueños y nos hagamos daño(imagina que sueñas que eres boxeador y estás en pleno combate. La paliza que le puedes dar a quien este a tu lado). Pero a veces, el cerebro se despierta antes de que los músculos se reactiven y esto produce la parálisis. Es como si el cerebro se quedara atrapado entre el sueño y la realidad.
Esta afecta a millones de personas en el mundo y puede estar relacionada con el estrés, la falta de sueño o la apnea del sueño. No es peligrosa para la salud física, pero sí puede causar mucho malestar psicológico.
¿Qué puedes hacer para prevenir o reducir la parálisis del sueño?
— Mantener una buena higiene del sueño: intenta dormir entre 7 y 8 horas al día, respeta un horario regular de sueño, evita las siestas largas o tardías, crea un ambiente cómodo y tranquilo para dormir.
— Practicar ejercicio físico: hacer actividad física moderada durante el día puede ayudarte a relajar tu cuerpo y tu mente, mejorar tu calidad del sueño y reducir el estrés.(Unos cariñitos antes de dormir pueden ir bien).
— Evitar sustancias estimulantes: el alcohol, el tabaco, la cafeína o las drogas pueden alterar tu ciclo de sueño y favorecer la aparición de la parálisis del sueño.
— Relajarse antes de dormir: puedes hacer alguna técnica de relajación, como respirar profundamente, meditar o escuchar música suave, para calmar tu ansiedad y prepararte para el descanso.
— Afrontar las alucinaciones: si sufres una parálisis del sueño con alucinaciones, intenta recordar que son producto de tu imaginación, no entres en pánico, que no pueden hacerte daño. Trata de mantener la calma y respirar lentamente. Intenta mover alguna parte de tu cuerpo, como los dedos de las manos o los pies, para romper la parálisis. También puedes intentar gritar o pedir ayuda mentalmente para despertarte.
Imaginaos este trastorno en épocas donde el conocimiento era mucho menor, ¿qué podían sentir aquellas personas en la edad media o antigua?
En una época más religiosa en la que la superstición predominaba. Muchas de las leyendas y experiencias paranormales de la historia se habrán provocado dentro de una parálisis del sueño.
Es una experiencia muy desagradable, pero no es algo de lo que debas preocuparte demasiado. Es más común de lo que crees y no significa que tengas ningún problema mental o espiritual.
Simplemente, es un error en el funcionamiento de tu cerebro cuando duermes. Lo importante es que sepas qué es, por qué ocurre y cómo puedes manejarlo.
Este relato de mi propia autoría que os comparto tiene mucho que ver con este trastorno, espero que os guste:
Me fui a la cama intranquila, siempre me pasa cuando mi marido trabaja de noche. Desde la cena Milu, mi gato, estaba raro y al ir al dormitorio no quiso acostarse en la cama como siempre. Un par de veces fui a por él al salón, en parte porque yo misma necesitaba su compañía, pero él, no quería estar allí.
Me acosté en la cama y llamé a José explicándole la conducta tan extraña del gato, pero él le quitó importancia, ya se sabe, los gatos en ocasiones se activan al llegar la noche, así que, bueno, era normal según él.
Después de desearle un buen turno apague la luz y me tumbe arropada con mi mullido plumón, me gustaba dormir desnuda por la sensación tan agradable de las sábanas en mi piel.
Desperté, no sé qué hora era, el maullido de Milu sonaba como el llanto de un niño desconsolado, o ta vez era un niño, era difícil de distinguir.
Hice el ademán de levantarme, pero, ¡o dios mío que me pasa!, no puedo moverme, quiero, pero no puedo, quiero ver qué hora es, sin embargo, me acabo de dar cuenta que no tengo ni los ojos abiertos. Empiezo a notar como mi corazón se acelera. Pom-pom-pom-pom. Mi corazón va tan rápido que me empieza a faltar el aire. Hago un esfuerzo para tranquilizarme, sabía qué me pasaba, era la parálisis del sueño, había leído sobre ello, pero era la primera vez que lo experimentaba. Estaba sintiendo una sensación verdaderamente terrorífica, aun así, estaba consiguiendo controlar mis emociones cuando de pronto. Note una presión en mi pecho ¿Era Milu?
Aquella presencia no era mi gato, note como poco a poco mi nórdico comenzó a deslizarse dejando al aire mi cuerpo desnudo. El frío de la noche hizo que mi piel se erizara, cuando note como algo se acercaba a mí, un aliento húmedo recorrió mi cuerpo desde el cuello hasta la vulva.
Hice todo lo que pude por despertar, quería defenderme, salir de allí ¿Qué me pasaba?
¿Me habían drogado? Haciendo un gran esfuerzo conseguí abrir los ojos y allí estaba él, era un ente sin forma, como una sombra en la que solo conseguía distinguir la silueta de su rostro y se difuminaba su cuerpo. El rostro se colocó frente a mis ojos, no parecía contento de que me hubiera despertado. La silueta abrió una gran boca repleta de dientes afilados que brillaban en la oscuridad, sacó una larga lengua bífida que recorrió mi cuello, aquella sensación me hizo reaccionar y dar un gran grito.
De repente me desperté, miré a la mesita, eran las 3 y media de la mañana, qué tonta, aquella pesadilla me había aterrado de veras. Pero bueno, ya había pasado.
Me levanté, fui a buscar a Milu que seguía en el salón, pero no me hizo caso, bueno, da igual, pensé. Volví a la cama y en ese momento lo entendí todo, allí yacía mi cuerpo desnudo. Miré hacia la izquierda y allí estaba la sombra mirándome.
_ Lo entiendes, ahora _ dijo la voz en un tono tétrico
_ Sí _ le contesté.
_ Dame la mano es hora de irnos
Entonces empecé a notar como una fuerza me arrastraba, la sombra huyó.
Oía desde lejos una voz que decía.
Vamos mi amor, vamos tú puedes resistir, aquella voz me era familiar.
Abrí los ojos y allí estaba él, era José, estaba sobre mí, empujando mi pecho. Las lágrimas empezaron a brotar por su rostro, yo no entendía nada, pero al parecer José me había salvado la vida…
Continuará en tu imaginación, posiblemente esta noche antes de dormir.
Un saludo y muchas gracias por leerme.