El poeta cubano José Martí dijo que “hay tres cosas que cada persona debería hacer durante su vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro”.
Los que me conocéis sabréis que mi vida cambio de forma radical hace ya casi un año y medio. Un día de finales de junio de 2022 fui a una revisión rutinaria de un problema cardiaco que me habían visto el año anterior. En la primera consulta me dijeron que a la larga habría que operar, pero que no era nada de que preocuparse de momento, que podía seguir con mi vida tranquilamente. Confiado en que los problemas quedaban lejos en el tiempo, me aventuré a acudir de nuevo a la consulta completamente solo. Cuando la doctora me auscultaba sus gestos y muecas me hacían anticipar que el pronóstico no era demasiado halagüeño, pero no me imaginaba que tan solo unos minutos después pronunciaría aquella frase que cambiaria mi vida para siempre:
“Tienes una lesión en la raíz de la aorta a causa del defecto en la válvula, no puedes seguir haciendo esfuerzos.”
Ella prosiguió explicándome los demás daños que este error de fontanería coronaria había provocado en el motor de mis movimientos. No pude enterarme de nada después de ese momento, donde estaba en una especie de shock del que tan solo fui capaz de salir cuando le pregunté.
“¿Pero no puedo hacer esfuerzos, yo trabajo en la construcción y practico deporte que tengo que hacer ahora?”
Ella únicamente respondió que consideraba que en menos de un año me tenían que operar y que debía replantearme mi vida.
No negaré que estas palabras me cayeron como un jarro de agua fría, salí de allí manteniendo el tipo como pude, pero al llegar al coche me derrumbe en un llanto que me servía de válvula de escape para la frustración e incertidumbre que me había provocado aquella situación.
Yo a mis 36 años, con dos hijos pequeños, de 7 y 1 años, con una hipoteca a 30, me veía sin la posibilidad de ganarme la vida de la única forma que sabía, la que me habían enseñado en mi familia, trabajando físicamente.
Muchas pruebas me esperaban y sobre todo entré en un estado de espera infinita del que aun a día de hoy no me he liberado.
Así me vi, una persona acostumbrada a salir a las 7 de la mañana de casa y a volver con suerte 12 horas después, metido en una jaula confortable, sin mucha idea de que hacer aparte de las labores propias del hogar.
Reconozco que al principio me sumí en una leve depresión de autocomplacencia, “pobrecito de mí” “que haré ahora”. La cabeza me jugaba malas pasadas de nuevo. Por suerte o por desgracia la vida nos prepara para acometer estas situaciones y unos años antes experimenté un leve problema mental pasajero causado por el estrés laboral que en cierto modo me hizo enfrentar esta situación desde un punto de vista diferente.
Ahí es cuando recordé las palabras del poeta cubano, he plantado muchos árboles, incontables desde mi juventud, como ya dije antes, tengo 2 preciosos hijos que me alegran la vida y me hacen mirar al futuro con esperanza, a ellos les debo todo, cada día me enseñan más y cada vez soy más feliz viviendo a través de sus ojos.
Así que me decidí a escribir una novela, era lo único que me faltaba.
En un principio decidí escribir las vivencias de mi abuela en los años de la guerra civil desde un punto de vista más fiel a lo que ella contaba, pero siempre nombraba algunos nombres de cortijos y zonas, dando información muy precisa. Pensé que estas historias podrían entrar en conflicto con otras que los propios familiares conocieran y aunque refuté su versión con varias tesis doctorales que han estudiado el conflicto en la serranía, no me sentí habilitado a crear semejante alboroto.
Porque a fin de cuentas, ¿quién era yo para traer a nuestra época fantasmas del pasado a familias que a lo mejor querían olvidar según qué sucesos o que directamente los desconocían?
No, yo no quiero crear fricciones, sino todo lo contrario quiero que la historia sirva para conocer nuestros errores y así no repetirlos, pero también acabar un poco con el victimismo de una facción que fue tan culpable del conflicto como la otra.
Eso fue lo que me hizo decantarme por escribir una novela de ficción basada libremente en sus vivencias y que adaptaba a unos personajes ficticios a cómo se desenvolvieron los hechos en aquella época. He intentado ser lo más objetivo posible y no decantarme hacia ningún bando porque considero que la historia no debe estudiarse para abrir heridas del pasado, sino para aprender de ella. Unas ideas vencieron sobre otras, pero a fin de cuentas toda la población perdió en aquel conflicto. Como ya dije en estos artículos anteriores.
Así que con mucha ilusión os presento, Alegría, amor, dolores y lamentos de un recuerdo olvidado, un pequeño homenaje que hago a mis abuelos para poder inspirar a mis hijos en el futuro.
Durante la difícil década de 1930, Paco y su familia subsisten a base de trabajar en una de las zonas más rurales de España. Comparte su adolescencia con su grupo de amigos y con su amor prohibido Margarita, pero tras estallar la guerra, sus sentimientos y motivaciones le harán tomar un camino diferente al de los suyos, quienes se darán cuenta de que sus enemigos estaban más cerca de lo que ellos habían supuesto jamás.
Aún dispongo de algunos ejemplares para aquellos que quieran un libro dedicado, en este caso ponerse en contacto conmigo.
Espero que la podáis disfrutar aquellos que os acerquéis a ella y que seáis benevolentes con este autor novato porque no nos engañemos, no soy Javier castillo, ni Megan maxwell y ni siquiera podría sentarme a la mesa con don Arturo Pérez reverte o Santiago Posteguillo mis autores favoritos a los que admiro muchísimo.
De momento solo está disponible a través de librerías, Fnac y El Corte Inglés. Podéis haceros con un ejemplar en la página de mi tienda de autor de libros.cc pulsando aquí. Próximamente, estará en formato e-book y papel a través de Amazon y casa del libro.
3 comentarios
Vanesa · 29 de diciembre de 2023 a las 23:41
Estoy súper orgullosa del trabajo que has hecho y de lo que has conseguido. Te quiero mucho ❤️
Emma · 30 de diciembre de 2023 a las 13:55
Eres todo un ejemplo y un campeón
Tiene que estar orgullo de ti mismo.
Besosssss
El cateto ilustrado · 30 de diciembre de 2023 a las 19:57
Muchísimas gracias