Es increíble como las cosas que nos dicen de pequeños las aceptamos sin ni siquiera plantearnos si es real o no.

Como siempre, cuando escribo alguno de estos artículos busco la mayor cantidad de fuentes posibles entre las webs, mis revistas y libros de historia.

Cuál ha sido mi sorpresa cuando la explicación que un día mi abuela me dio para satisfacer mi curiosidad sobre este término, no la he encontrado en ninguna parte. No por esto no voy a dejar de compartirla con vosotros, ya que sí he encontrado algo que le da veracidad a su versión.

Cuando decimos no hay tu tía, viene a significar que no hay solución o remedio para algún mal o situación.

En la versión de mi abuela, al decir no hay tu tía, haces referencia a que no hay curandera. Al parecer, según ella, no hace tanto tiempo había mujeres que se dedicaban a sanar con medios naturales. A estas mujeres que podían ser tanto curanderas como parteras o matronas, etc.

Normalmente en tono cariñoso, sus vecinos la llamaban tía. En parte tiene lógica pensad en esos partos caseros en los que estas mujeres acompañaban a las parturientas y la familia trayendo al mundo a sus criaturas.

Tened en cuenta también que antes las familias solían tener muchos hijos, con lo que esta situación se repetiría mucho, con la consecuente relación que la partera adquiría con sus clientes.

Por lo tanto, cuando decías no hay tu tía te referías a que no había curandera.

Ya os digo que esta versión no la he encontrado en ningún sitio, pero sí he encontrado referencias y nombres de curanderas antiguas y modernas a las que llaman tía, como la tía de Mojácar. Esto le da cierta credibilidad a la historia.

La segunda versión que os traigo es la más aceptada y parece ser la más real.

Al parecer, como en muchas ocasiones, es herencia de los árabes que ocuparon la península. Viene a significar lo mismo que en la versión anterior, no hay remedio.

Por lo que cuentan, la atutía era el resto de óxido de zinc que quedaba adherido en las paredes de los hornos tras la fundición del latón. Se preparaba un ungüento medicinal realizado con este hollín de óxido de zinc y que era utilizado para curar todo tipo de enfermedades, sobre todo oculares.

Debido a esto se popularizó la expresión no hay atutía que valga para hacer referencia a algo que no tiene remedio. Sin embargo, yo siempre usé esta expresión para dar a entender que no había más que hablar y el tema estaba zanjado.

Lo bueno del castellano es que está en constante evolución y nos da libertad para emplear los términos y expresiones como veamos, cosa que no ocurre en otros idiomas más encorsetados.

En conclusión, deja tranquila a tu tía que ella no tiene la culpa de que tus problemas no tengan más remedio que tu propio esfuerzo y dedicación. Un saludo y muchas gracias por leerme.

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