A veces, tenemos pensamientos que no son del todo buenos, pero no por ello evitables. Nuestros seres queridos, en ocasiones, no quieren oírnos hablar de según qué cosas. Pero en mi humilde opinión es necesario abrir la válvula de escape y dejar que todo fluya hacia el exterior. Yo utilizo la poesía para ello y de un momento de debilidad salió este poema. Espero que os guste:
Sigue adelante, no vuelvas la vista
que la pena no empañe el cristal
de tu destino, amor mío, resista,
y a los tuyos guía con bondad.
No sé si desde aquí podré ayudarte
pero haré lo que esté en mi mano
para dejarte en buen lugar, amarte
y aceptar este destino inhumano.
Este que nos ha tocado sufrir.
Ni en las peores pesadillas soñé
que me castigara la suerte así.
Inerte está mi mente, tan alegre
que siempre quiso más saber y ver.
Doy gracias por el tiempo, tan breve
que me permitió contigo crecer.
Ahora vuelas libre como el viento,
no dejes que te corten las alas,
aunque mi corazón se haya quedado quieto,
alguien sanará tus llagas.
Solo te pido una cosa amor,
sea quien sea y haga lo que haga,
que a mis hijos les dé su valor.
O saldré de las sombras
para hacerle sentir mi dolor
ese, que en la penumbra me sumió.
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