En ocasiones reprimimos nuestras emociones buscando no preocupar a nuestros seres queridos, pero las emociones son como una fuga de agua que se abre paso por las grietas de nuestro corazón. Ya sea por cultura, por crianza o por amor propio, tendemos a no dejar fluir nuestros sentimientos, sobre todo aquellos que nos hacen parecer vulnerables. A veces, estos brotan de una forma incontrolable y siempre de la peor manera. La poesía de hoy habla de esto mismo, espero que os guste:
Tengo ganas de llorar, Pero me siento angustiado No quiero hacer sufrir más A quien está a mi lado. Tengo ganas de llorar, Pero no sé cómo soltar Las lágrimas que son un río Que inundan mis sueños de frío. No quiero que mi pena sea un muro Que nos separe con su espesor, No quiero que mi miedo sea un hedor Que te aleje de mi amor puro. Tengo ganas de llorar En tu regazo refugiado. Tengo ganas de llorar Como un niño consolado.