Muchas veces, cuando tenemos algún tipo de enfermedad seria y ya vamos teniendo una edad, o más que la edad, las responsabilidades familiares que se tienen, te llegas a plantear que es mejor para los tuyos, seguir adelante o caer en el camino. Sobre todo, si esta te impide realizar tu actividad actual, uno puede llegar a pensar que en esa situación vales más muerto que vivo (La cabeza que nos juega malas pasadas) pero no, no es así. Rendirse nunca es una opción, los tuyos te quieren y necesitan, siempre habrá algo que podamos hacer para seguir adelante. En la poesía de hoy hablo de ello y de como en momentos de debilidad buscamos ayuda, hasta en lo divino, por muy ateo que seas. Espero que os guste:

Por mis hijos sigo en pie,

 a pesar de tus trabas. 

Por ellos lucho a diario 

mientras tú me menoscabas. 

Qué deidad tan absoluta,

 que me impides cada día.

 Omnipresente divinidad:

 Líbrame de esta agonía.

 Por favor, déjame avanzar,

 que mi corazón no falle.

 No me dejes solo en esta lucha,

que mi latido no calle.

 Dame fuerzas para resistir, 

que mis hijos son mi luz.

 Y por ellos quiero vivir
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