Este artículo lo publiqué hace unos meses en un lugar de cuyo nombre no quiero acordarme que ya cerro sus puertas. Lo traigo a este nuevo sitio para que no caiga en el olvido como lágrimas en la lluvia o como una orinadita en la inmensidad del mar, espero que os guste:

Por lo que sea, hoy ha venido a mi mente esta expresión, será el verano, será el calor o tal vez la certeza de que esta noche, creo que nuestros vecinos conquenses, de seguro, se sentirán observados. Esto me ha creado la necesidad de compartir con vosotros su procedencia.

Esta expresión hace alusión a una determinada manera de practicar el baile de venus, concretamente al estilo perrito, aunque para mí de toda la vida siempre fue la postura arranca papas. Madre mía, lo observados que se sentirán los pobres y ahora me hago yo una pregunta. ¿Los de cuenca para donde miran? También lo descubriremos.

Primera versión.

Como siempre tenemos varias versiones sobre su procedencia. La primera nos lleva al Toledo de Felipe I de Castilla, llamado “el Hermoso”, a finales del siglo XV y comienzos del XVI, estando casado con la hija y heredera de los Reyes Católicos, Juana I de Castilla, denominada despectivamente “la Loca”. (La primera cornuda de España, a la que su marido la tacho de loca de celos para ocultar sus escarceos con las cortesanas)

Don Felipe, un dandi en la época (solo tenéis que ver los retratos para ver que el tío era un pibón) ideó una forma de burlar a su celosa esposa construyendo un mirador astronómico en el alcázar de Toledo, que poco después sería la capital de España. Desde allí no solo observaba la Luna y las estrellas, sino también intentaba dirigir la vista hacia las principales ciudades de su reino.(vamos, que hacerte ver las estrellas también puede venir del monarca).

Era en este pequeño observatorio, en lo alto de un torreón, donde Felipe invitaba a sus conquistas, a las que subía y pretendía mostrar “lo que se veía y lo que no” sucumbiendo a sus pasiones más allá de la vista de su esposa.

Parece que siempre que subía con alguna dama al observatorio, indicaba “subo con mi acompañante, que la voy a poner mirando para Cuenca”, con lo que la guardia de palacio ya sabían que no tenía que molestar durante un buen rato la “tarea” o enseñanzas del monarca.

Siendo conscientes los guardias reales del significado de esta frase utilizada por el rey, no tardaron en comenzar a utilizar la misma en tono de humor, cuando visitaban algún burdel castellano.

Así pues, esta expresión cobro gran notoriedad, extendiéndose por todo el reino y llegando hasta nuestros días.

Segunda versión.

La segunda versión nos habla de una procedencia totalmente distinta, pero igual de plausible, aunque sé que os gustara más la primera que tiene más salseo y ahora que Salvame ha cerrado estáis necesitados de estos temas, golosillos.

Esta versión nos dice que su procedencia se debe a la expresión “poner mirando a La Meca”, también relacionada con la postura sexual del perrito, muy similar a la que adoptan los musulmanes al rezar orientados hacia la ciudad de peregrinación donde nació Mahoma. Pero más allá del parecido entre Cuenca y La Meca en cuanto a la fonética, hay otra casualidad que une las dos ciudades.

En teoría, esta expresión nació en Madrid, donde observaron que sus vecinos musulmanes adoptaban la característica postura de rezo y miraban hacia cuenca, y es que si trazamos una línea desde Madrid hasta La Meca, la primera ciudad que se cruza en la trayectoria es Cuenca.

¿Y los de Cuenca a donde miran?

Y llegados a este punto, ¿los de Cuenca hacia donde miran? Pues al parecer y la verdad que este dato no lo he cotejado mucho, los de Cuenca miran a Huelva. Te voy a poner mirando a Huelva, no suena mal la verdad.

Miréis hacia donde miréis, lo importante es que lo hagáis y disfrutéis de ello, siempre de mutuo acuerdo con la persona que os apetezca y bien protegidos. Un saludo y muchas gracias por leerme

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